En Mamá Heladera no solo hacemos helado. Hacemos algo mucho más profundo: creamos emociones que se pueden saborear. Desde que abrimos nuestras puertas en Poblenou en mayo de 2021, nos propusimos un reto tan ambicioso como hermoso: transformar los recuerdos de las personas en helados.
Esta idea, que puede parecer salida de un cuento, tiene base científica. Gracias a la neurogastronomía y a años de investigación sensorial, conseguimos traducir una historia personal en una experiencia gustativa real. Una sensación que emociona, sorprende… y se queda grabada en la memoria.
¿Qué es un helado inspirado en recuerdos?
Imagínate cerrar los ojos y volver, de golpe, al patio de tu infancia. Al aroma de lavanda en casa de la abuela. A esa primera vez que probaste el coco en un restaurante chino de tu barrio. A las noches en familia compartiendo banana split antes de dormir. Ahora, imagina que todo eso puede convertirse en un helado.
Eso es lo que hacemos. Escuchamos, preguntamos, conectamos con los detalles sensoriales de un recuerdo y creamos un sabor único, irrepetible y profundamente emocional. Un helado con historia, con identidad, con alma.
Una vitrina que cambia cada semana, como la vida misma
Cada semana presentamos un sabor nuevo inspirado en un recuerdo real que alguien ha compartido con nosotros. Además, mantenemos cinco sabores fijos —ya clásicos de Mamá Heladera— y rotamos otros cuatro entre una selección de más de 20 creaciones con historia.
Así, nuestra vitrina es como una caja de memoria abierta al mundo. Y cada visita a nuestra heladería es diferente: puedes encontrarte con una historia sobre veranos en la Mancha, viajes familiares a México, amores adolescentes con sabor a açaí y plátano, o tributos a edificios modernistas como La Pedrera
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El proceso: del corazón al paladar
Cuando alguien nos confía su historia, hacemos un ejercicio profundo de análisis sensorial: aromas, emociones, texturas, colores, sensaciones físicas. A partir de eso, comenzamos la alquimia heladera. Elegimos ingredientes que puedan representar esos matices, probamos diferentes combinaciones y afinamos el equilibrio de sabor hasta dar con la fórmula final.
Es un proceso artesanal, íntimo y muy especial. Y eso se nota desde la primera cucharada.
Más allá del mostrador: catas, experiencias y creaciones personalizadas
En Mamá Heladera no queremos que solo vengas a por un helado. Queremos que vivas una experiencia. Por eso organizamos catas sensoriales, en las que exploramos cómo percibimos el sabor, cómo funciona nuestro olfato y cómo nuestras emociones influyen en lo que sentimos al comer.
También creamos helados personalizados para celebraciones especiales. Si tienes un recuerdo que quieres convertir en sabor —un viaje, una historia de amor, un momento inolvidable— podemos hacerlo juntos.
Una comunidad que recuerda y saborea
Gracias a este enfoque único, hemos sido reconocidos internacionalmente en medios como The Guardian, Gambero Rosso, So Cool o La Vanguardia. Pero más allá del reconocimiento, lo que más nos emociona es la comunidad que estamos construyendo. Personas que vienen con historias, que se emocionan al probar un sabor que los transporta, que comparten sus vivencias y se convierten en parte de esta aventura.
¿Y tú? ¿Qué sabor tiene tu historia?

Te esperamos en la Rambla del Poblenou, 44.
Ven a descubrir cómo los helados pueden contar historias.
Ven a saborear tu memoria.
